
Eat/Kiss ficha voz latinoamericana, sensual, íntima
Están aquellos que pueden cantar - y de hecho hay quienes lo hacen muy bien -, y está luego ese otro tipo de personas: aquellos que pueden tomar la esencia fundacional de una canción, envolverla en apasionada entrega, y darte en el morro con ella. Estas personas, estas voces, esta forma de cantar, te toma por las solapas y ordena tu completa e inmediata atención. Sol Franci puede hacer ambas cosas.
Hija de un talentoso músico Argentino - el multinstrumentista, compositor y productor Enrique 'Henry' Franci -, Sol creció rodeada de músicos desde la edad en que la mayoría de las niñas recién comienzan a pedirle muñecas a Papá Noel. Lecciones de canto y actuación no eran sólo actividades normales, sino que eran hechos de una cotidianeidad inimaginable para el resto de nosotros: En aquellos años formativos, la casa de los Franci era un desfile de nombres icónicos en la explosiva escena musical de un país que - en ese tiempo - iba a la vanguardia de América Latina.

No obstante, y tal como suele suceder en estos casos, la música era algo tan natural y corriente en su vida que Sol no puso particular énfasis en ella. Participó de algunos musicales, colaboró en algunas grabaciones, pero en líneas generales prosiguió con su vida, sus estudios, y sus otras prioridades, sin reparar en especial en el enorme talento del que había sido dotada. Al tiempo que esto sucedía, Charlie T (The Hours Strange, Électriciennes) había estado conduciendo audiciones con cantantes en Londres y Shanghai para darle vida a un puñado de canciones que tenía listas para Électriciennes. El problema era que estos temas no terminaban de cuajar con el sonido típico de la banda: eran un poco demasiado personales, un poco demasiado vulnerables, demasiado cercanas a heridas que apenas estaban cerrando - canciones escritas años atrás cuando el dolor era aún reciente. Ahora, finalmente, Charlie sentía que el duelo estaba, mal que bien, tan elaborado como habría de estarlo - y el momento era adecuado para poner manos a la obra. Así las cosas, no podía encontrar una voz que transmitiera la emoción y el sentimiento que estaba contenido en las composiciones.
Frustrado con la falta de progreso, le planteó el asunto a Henry - con quién había escrito los temas - en busca de consejo. Henry había escrito la música y las melodías más reconocibles le pertenecían. Desde el primer momento de la charla, no tuvo dudas: tenían que involucrar a Sol en el proyecto.

Si bien Charlie estuvo de acuerdo en probar, la idea estaba lejos de ser simple: Sol estaba a tres semanas de graduarse, y a cuatro semanas de mudarse a Nueva York. Lo que significaba que todo el proyecto debía construirse, ensayarse y grabarse en menos de un mes - un mes en el que Sol tendría que rendir exámenes y preparar una mudanza a otro país, todo mientras Charlie - para complicar las cosas aún más - estaría en Estambul, a miles de kilómetros de su estudio.
Pero hay personas que pueden cantar, y personas que toman los yacimientos desnudos de un estadío emocional, los untan cual miel de flores sobre una progresión de acordes, y le dan un sopetón de madres a tus cinco sentidos que ya te espabilas. Cuando Charlie oyó los primeros demos, no cabían más preguntas sobre el plan de acción. No importaba el tiempo, o la falta de, no importaba trabajar alrededor de las horas de estudio, las noches sin dormir, la diferencia horaria, el eje trilateral entre Buenos Aires, New York y Estambul - fue todo cerrar los ojos y dar para adelante, caiga quien caiga.
Con el agregado de Henry aportando - con gusto impecable - guitarras españolas en todos los temas, el resultado es una obra dramática de elevada intensidad. Un manojo de temas en los que Charlie despliega un escenario aural de austera modernidad, en el que la voz y la guitarra se entrelazan en un sutil juego de contrapuntos. A pesar de su intrínseca complejidad, las melodías surgen fácil, naturalmente de la voz de Sol, quien - casi traicionando su propia edad - canaliza la melancolía y la ausencia que Charlie, con muchos más años vividos, pretendió capturar.

El trabajo fue grabado en Shanghai y Buenos Aires, y mezclado en San Pablo - con obsesiva meticulosidad - por Matheus Antunes. El resultado es una serie de canciones pop que son a la vez transparentes, poderosas y climáticas. En este sentido rescatan lo mejor de la tradición de la música pop - son canciones que transmiten emociones expuestas, despojadas de todo proceso estético que pueda enmascarar su vulnerabilidad. Son canciones que declinan la posibilidad de esconderse detrás de una laboriosa producción (no obstante la misma), o montarse sobre estratagemas sónicas para ocultar sus falencias. Son estas canciones que atraparan tu atención sin importar tu edad, país, cultura o estado emocional.
Para terminar entonces, y a modo de corolario, Eat/Kiss tiene a la vez el orgullo y la satisfacción de haber incorporado a Sol Franci a su portfolio de artistas. No podemos estar más entusiasmados de oír a que alturas llevará - sin ninguna duda - su talento en un futuro muy cercano. Porque cuando ella canta... tu escucharás. No digas que no te lo hemos avisado.